6 may 2015

Cuando Jota creyó ver una sirena (JongTak)


Titulo: Cuando Jota creyó ver una sirena
Autor: Makeli0kissme
ADVERTENCIA: ¡JONGTAK! 





Cuando Jota creyó ver una sirena


La inmensa cola plomiza casi negra golpeo suavemente las peñas, las olas le jugaron una broma y el hombre mitad pez termino varado en medio de las rocas, descontento por las travesuras de sus pequeñas hermanas que no lograron crecer y que finalmente terminaron convertidas en ondas celestes de agua cristalina, pero más que nada se encontraba completamente asustado ¡Jamás había salido del mar! A las mujeres de su familia se les permitía tomar aire cumplidos los dieciocho años y esto únicamente si eran acompañadas por su pareja, que por cierto era seleccionado un año antes. Pero él no tenía una pareja, así que atravesar los mares le era completamente prohibido hasta que la encontrase. 

Comenzó entonces a maldecir en voz baja sus tontas manos inquietas que provocaron a sus hermanas a llevar un juego inocente y finalmente brusco que terminaría con él tratando de bajar de aquella enorme roca filuda.

Tendría mucha suerte si algún buen hombre de voluntad desinteresada lo ayudaba a volver al mar, pero lo más probable es que terminase fotografiándolo y finalmente vendiéndolo al mejor postor. Un cuento no tan irreal viniendo de sus hermanas que antes de ser olas sufrieron el engaño de un “buen” hombre. Es sabido que nadie puede tocar a una sirena más que su pareja y también que la maldad humana es incluso más grande que los mares, tan inmensa que los lleva a hacer caso omiso a las advertencias, a los gritos y al llanto. Las tocan y las condenan a la muerte.

En el caso de los hombres de la familia es ligeramente diferente, pueden ser tocados por cualquiera con quien mantengan una relación cercana y que no sea una hembra (con excepción de su pareja) pero bueno, esto casi no ocurre y ninguno está dispuesto a arriesgarse a ser tocado por una… ¡Pero no! ¡Él tenía que juguetear con sus hermanas!

Y por ello ahora se encontraba siendo azotado por la bola brillante y extremadamente 
calurosa llamada sol. Si es que no moría sancochado lo haría por hambre.

Cuando finalmente creyó verse convertido en ola un hombre apareció, serio y absolutamente callado ¿Quién era y porque no empezaba a fotografiarlo? ¿O es que planeaba comérselo? ¡La maldad humana era increíble! ¡No, no, no!
Pero el muchacho carecía de intensiones por fotografiarlo y mucho menos pensaba en hacer algo con su colita. Él tenía otras intenciones…

   ¿Cómo te llamas pequeña sirena? — pregunto.

    No soy una sirena  — respondió — y mi nombre es Kyung Tak. Ahora que me ha visto ¿Qué piensa hacer usted conmigo?

   ¿Yo? — el humano lucia más sorprendido aun, ver una “no sirena” de por si era indiscutiblemente interesante para él y que esta le preguntase que planea hacer con él lo excitaba en demasía (y no por el lado sexual).


Es entonces que noto el tembloroso movimiento de aquella larga cola de pez, pareciéndole
la cosa más entretenida del mundo, sonrió. La de los gatos era muy peluda al igual a la de
los perros, pero esta… ¡era simplemente perfecta! Encajaba correctamente con ese rostro
angelical muy distinto al que imagino de las sirenas, bueno él no era una sirena, era sus 
sueños hechos hombre y mar.  El pequeño y delgado hombre pez dándose cuenta de
esa extraña fascinación por su amada colita exclamo:

   ¡No me comas por favor! ¡Quiero vivir! — el humano sonrió sincero, tanto que Kyung Tak estuvo a punto de creerle y dejarse tocar. Tocar esos labios curvados. Pero se contuvo a tiempo, recapacito y comprendió que el hacerlo  convertiría a ese hombre en su pareja, cosa completamente imposible, su familia lo repudiaría y sobre todo el mismo lo haría por haberse dejado llevar por un inquieto humano con ganas de observarlo.

   Descuida pequeño no sirena, no te comeré. Pareces estar perdido ¿Qué puedo hacer por ti?

   Solo quiero regresar a casa, señor humano.

   Bueno, entonces yo te ayudare.


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